Ir de compras es una actividad que encanta a la mayoría, pero para otros es sinónimo de fatiga, cansancio, movilidad… e incluso la analogía de una autopista llena de velocidad.

Para contrarrestar este efecto, Egue y Seta se adentró en el Centro Comercial de La Maquinista para crear una prótesis arquitectónica habitable que permite la relajación y el aislamiento parcial mediante la oferta de facilidades y dispositivos tecnológicos.

La intención era la de permitir a una audiencia mayormente masculina desconectarse de la rutina de compras, para conectarse a realidades virtuales remotas y/o a las vistas sobre el paisajismo urbano que comprende el entorno de este centro comercial.


