Un ático muy personal
La casa de esta semana, es un espacio abierto en el que se comunican todas las estancias, a través de unas se accede a las siguientes. Se trata de una distribución pensada para una persona que no pasa excesivo tiempo en casa. La unificación de espacios permite un rápido movimiento por todas las dependencias. Respecto a la decoración, pocos colores, aspecto industrial, pocas piezas pero muy especiales y un atractivo uso de la diagonal.
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- Nombre:
- Edorta Ariño Herrero
- Profesión:
- Representante de mobiliario
- Lugar de residencia:
- Bilbao
- Distribución:
- 70m2, 2 habitaciones, 1 baño
EL SALÓN
La entrada desemboca directamente en el salón. La pared de la derecha hace de recibidor. Decorada con una vieja consola, que lacada de color plata y acompañada de un espejo veneciano, nos dan la más grata bienvenida a la vivienda.
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Al salón, decorado íntegramente en blanco y negro, la calidez de hogar se la aporta la madera de roble utilizada en el suelo.
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Un enorme sofá de pana negra, una alfombra de piel, un lineal mueble de laca blanca, una mesa de centro con única función estética… a la derecha un mueble rojo para guardar CDs, todo ello apoyado sobre una pared de color antracita, que fomenta la pendiente del techo aportando dinamismo y movimiento.
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Se ha optado por la colocación de persianillas venecianas en lugar de cortinas para conseguir ese buscado aspecto moderno e industrial.
LA COCINA
A través del salón accedemos a la cocina. Está presidida por el famoso y estético frigorífico rojo de la marca “Smeg”. Mobiliario gris, electrodomésticos integrados, una pequeña mesa de acero y cierres con persianilla aportan ese estilo industrial, que impregna el ático.
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La cocina está pensada para una vida actual, en la que comer y cocinar en casa no es un hábito diario. La carta de colores es la misma que la del salón. Negros, blancos, grises y algunas pinceladas rojas para dar el toque colorista. Para evitar cortes, pisamos en la cocina el mismo material que en el resto de la vivienda, madera de roble.
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EL CUARTO DE BAÑO
El baño es uno de los lugares más especiales de la buhardilla. El clásico azulejo negro de 20 x 20 que cubre las paredes contrasta con la modernidad que aporta el que decora el suelo. Enormes losas blancas con círculos plateados.
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La ducha está rodeada por tres tabiques y una mampara de cristal, para evitar la sensación de ahogo que podían producir los azulejos negros, fueron sustituidos por pequeños baldosines rectangulares de color blanco.
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Debido a la marcada pendiente del techo, una viga a baja altura recorre una de las paredes del baño. Para convertirlo en un elemento estético se ha revestido con paneles de aluminio, el resultado es espectacular. Los sanitarios de diseño y la especialidad de los elementos decorativos añadidos hacen el resto.
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LA HABITACIÓN
Un pequeño hall separa las dos habitaciones. La principal, decorada con una amplia gama de tonos grises, está presidida por un cabecero de capitoné realizado en charol de color blanco.
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A la entrada de la habitación nos encontramos una pieza de lo más especial. Un pequeño mueble de puertas, colgado de la pared, lacado en color rojo. Sobre él, unos candelabros de plata y una foto del impresionante “David” de Miguel Ángel.
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Esta pieza de arte y el reloj de Dalí colgado en el salón, nos indican las inquietudes artísticas de su propietario.
Todos lo muebles fueron hechos a medida, más bajos de lo habitual para evitar que con la pendiente del techo, la habitación diera sensación de ahogo. La pared principal de color antracita, como en el salón, hace que el diseño del mobiliario destaque por encima de todo.
EL ESTUDIO
Es importante contar con un lugar en el que trabajar y colocar el ordenador. En este caso la segunda habitación hace función de estudio y habitación de invitados.
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Aunque en esta estancia se utilizaron los mismos tonos que en el resto de la casa, las letras chinas que aparecen en el sofá y en el papiro de la pared, le dan un cierto toque oriental.
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Las patas de estilo retro de la mesa de ordenador, contrastan con la modernidad que se respira en la vivienda.
Por Olaia Pellón
