Cuando llega el buen tiempo las terrazas y patios se convierten en los lugares más deseados de cualquier hogar. No hay espacio alguno que compagine mejor privacidad y libertad: un oasis personal y familiar en el que disfrutar desde el más íntimo reposo hasta la más animada fiesta.
Tanto de día como de noche, estos espacios exteriores son un lujo que debe aprovecharse minuto a minuto para el juego, la lectura, el descanso, el aperitivo o la cena, y para ello es esencial una correcta iluminación, ya que ésta será la clave para disfrutar con la mayor comodidad de cualquier espacio exterior hasta mucho más allá de la puesta de sol.
¡hay que ponerse manos a la obra! Diseñar un buen sistema de iluminación para nuestros espacios exteriores es fácil si seguimos algunos consejos:
En primer lugar, habrá que medir el espacio a iluminar, y determinar los puntos clave y los puntos críticos.
Es conveniente que pensemos en un sistema de iluminación versátil que se adapte a diferentes circunstancias: una cena íntima, una reunión de trabajo informal, una charla con amigos… Lo ideal es un sistema con el que se puedan crear distintas escenas o tipos de ambiente según requiera la ocasión.
También deberemos tener en cuenta la usabilidad del sistema: colocar varios interruptores para controlar el encendido por zonas desde los puntos más cómodos, tener en cuenta la altura y ubicación de los mecanismos, valorar la posibilidad de instalar sensores y automatismos…
Finalmente, y no por ello menos importante, deberemos tener en cuenta el consumo y la sostenibilidad del sistema: un buen dimensionado de la instalación, la tecnología LED, los programadores, los sensores y los automatismos pueden reducir drásticamente la factura y la huella ecológica de la iluminación exterior.
El siguiente paso será escoger, para cada punto, una de las múltiples luminarias disponibles en el mercado.
Esta elección dependerá, además de nuestro gusto personal y del presupuesto disponible, de los requerimientos específicos de cada zona: Así, las zonas de acceso requerirán una iluminación directa y dirigida mediante luminarias de pared o techo (apliques o plafones). También podrán utilizarse proyectores con detector de movimiento y/o de luz, muy útiles ya que se activan solo cuando se necesitan.
En zonas de reunión como porches o pérgolas funcionarán muy bien los apliques y las lámparas colgantes o de suspensión mientras que en las zonas de paso como caminos o senderos optaremos por empotrables de suelo o pared, preferiblemente de LED. Las balizas también serán una opción muy estética y funcional para estos casos.
En las zonas de trabajo destinadas a la lectura o a la barbacoa, por ejemplo, lo más adecuado será colocar lámparas de pared tipo aplique. Siempre de bajo consumo ya que serán luminarias que permanecerán encendidas durante mucho tiempo.
Para destacar objetos decorativos, fuentes, árboles o esculturas podremos utilizar luminarias de acento: pequeños proyectores o estacas que pueden fijarse en el césped o en un macetero y se enfocan hacia cualquier objeto para destacarlo. Un recurso fácil y muy efectista que dará un toque de distinción a nuestra terraza o jardín.
Como complemento, las lámparas de suelo o portátiles añadirán al conjunto un plus de flexibilidad y diseño: se utilizarán como refuerzo ante necesidades puntuales y aportarán frescura y dinamismo.
Una vez escogidas, solo faltará cerciorarnos que las luminarias están especialmente concebidas para su uso en exterior: tendrán que ser luminarias construidas con materiales resistentes a la intemperie y con un certificado de protección contra agua y cuerpos sólidos (IP) superior a 23.
Con estas indicaciones, ¡el proyecto de iluminación de cualquier terraza o jardín será un éxito!
Información y fotografías: Faro Barcelona