El mundo de los televisores y las pantallas ha experimentado una auténtica revolución en la última decada del siglo XX y la primera del XXI. Lo cierto es que hace muy poco tiempo que en todas las casas se contemplaban las imágenes en los televisores de tubo catódico, hasta tal punto que en muchas viviendas se siguen utilizando estos aparatos. La pantalla plana fue la última mejora en dichos televisores, y lo cierto es que la calidad de imagen que aportan es excelente.
Sin embargo, desde el mundo de los ordenadores llegó hace unos años una innovación que ha revolucionado el mercado: las pantallas de LCD-TFT y plasma, y hoy día cada vez son más las casas que optan por comprar uno de estos aparatos.
Ventajas e inconvenientes
Las ventajas que ofrecen las pantallas de LCD-TFT y plasma frente a los televisores convencionales son muchas. Comenzando por el poco espacio que ocupan: de hecho, pueden colgarse simplemente de la pared con unos sistemas especiales totalmente invisibles, y su mínimo espesor hace que ocupen tan poco sitio como un cuadro. Incluso si las vamos a colocar sobre un mueble, con el pie que incorporan, su escaso grosor y su ligereza hacen que puedan ponerse sobre estanterías y baldas. Por otra parte, la calidad de reproducción de las imágenes es otro de los puntos a su favor, así como el gran tamaño que pueden alcanzar (en especial las pantallas de plasma, que llegan hasta las 61 pulgadas), perfecto para ver cine en casa con equipos de Home Cinema. En cuanto a sus inconvenientes, la forma alargada de algunas de estas pantallas hace que en ocasiones deformen las imágenes, sobre todo los equipos más económicos. suele hacer falta gastarse bastante dinero en una pantalla para obtener una calidad de imagen excelente.
Por su parte, los televisores de tubo con pantalla plana tienen también sus ventajas. Los de buena calidad ofrecen una reproducción de la imagen estupenda; para algunos puristas, incluso mejor que la de las TVs de plasma o LCD, ya que se supone que deforman menos la imagen. Además son muy duraderos y más fáciles de reparar que los otros, aparte de mucho más económicos. Pero sus desventajas son muchas: en primer lugar, el enorme espacio que ocupan implica tener que disponer de muebles y estanterías con un gran ancho para poder alojar el cuerpo del aparato. Estos televisores no incorporan el descodificador de TDT que lleva la gran mayoría de las pantallas de plasma y LCD (algunas también incluyen DVD y puerto USB para reproducir fotos, películas y música de internet), ni tienen sistema de HD (alta definición).
LCD-TFT y plasma: ¿en qué consisten?
Aunque la mayoría de la gente las llama “pantallas de plasma”, en realidad hay dos tipos generales bien diferenciados: las pantallas de cristal líquido (LCD y TFT) y las de plasma, a base de gas.
LCD-TFT: LCD son las siglas de liquid crystal display o pantalla de cristal líquido. Como su propio nombre indica, la pantalla está conformada por un cristal líquido ubicado entre dos láminas de cristal. Es el mismo sistema que el de los monitores de los ordenadores.
TFT, por su parte, corresponde a thin film transistor (transmisor fino de imágenes). Se trata de pantallas de LCD que llevan unos transistores extra incorporados para mejorar el color y la resolución, alimentando cada píxel de la pantalla por separado. El contraste, el color, el brillo y la velocidad de respuesta se ven incrementados de manera considerable.
Ventajas:
Inconvenientes:
Plasma: también conocidas como PDP (plasma display panels), las pantallas de plasma constan de dos hojas de cristal con un espacio entre ellas de una décima de milímetro, que va rellenado de un gas en forma de plasma, encargado de reproducir los colores luz (rojo, verde y azul) mediante el estímulo eléctrico.
Ventajas:
Inconvenientes:
HD o Alta Definición
La Alta Definición, en realidad, es un sistema de emisión de imágenes y no un tipo de pantallas o televisores, algo que mucha gente piensa. Las siglas por las que se conoce son HDTV (high definition televisión), y se trata de un sistema digital pensado para aportar mejor calidad de imagen que los formatos habituales.
A la hora de adquirir un aparato de TV hay que tener mucho cuidado con lo que indica el embalaje. El hecho de que aparezcan las expresiones HD ready (preparado para HD) o HD compatible indica que la pantalla puede reproducir imágenes en alta definición, pero no que tenga la resolución necesaria para hacerlo con la máxima calidad. Un dispositivo HDTV debe tener por lo menos el doble de resolución que un sistema estándar (SDTV).
Sin embargo, hoy día hay muy poca emisión televisiva por alta definición. No así a través de Internet, donde sí es posible acceder a este tipo de calidad de reproducción. Para maximizar la calidad de reproducción de las grandes pantallas de plasma, en Europa se emplea habitualmente el formato EDTV (enhanced definition televisión o TV de definición mejorada).
Precios
Los precios dependen sobre todo del tamaño en pulgadas y de la marca. La garantía también es importante; algunas marcas ofrecen hasta cinco años. Un televisor de plasma de 42 pulgadas con sintonizador de TDT, de marca conocida y buena calidad, puede costar a partir de 520 euros en adelante. Por su parte, uno similar de LCD puede adquirirse desde unos 590 euros. Por supuesto, dependiendo de la marca y las características podemos encontrar muchos precios, llegando hasta los 5.000 euros y más de las pantallas de 61 pulgadas, HDTV y marcas exclusivas.
Imágenes: Inzenjering servis, Emanuele, buinthin, Computer Rent Inc., Quality International Shenzen Ltd.
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Publicado el: 24-11-2010 | Autor: Marta Sánchez