Restaurante Scacco Matto

En ajedrez, la posición de jaque mate (Scacco Matto en italiano) significa literalmente que el rey no tiene escapatoria. En idéntica situación se encuentra el cliente que visita Scacco Matto quien, irremediablemente, sucumbe a los aromas y sabores del país trasalpino.

Y es que en su último desafío, Ignazio Deias alma Mater de Boccondivino y Acquafredda, vuelve a apostar por la fórmula ganadora: recetas clásicas elaboradas con una magnífica selección de materias primas, en un entorno estratégico del ocio madrileño y a unos precios de lo más tentadores. Pero además, esta vez ha ido más allá, creando un espacio único que traslada directamente a las casas de comidas tradicionales.

Situado en el Barrio de Las Letras, un enclave lleno de vida en el que la historia se filtra por cada rincón, este nuevo restaurante con capacidad para 80 comensales y un precio medio de 25 €, es la pista imprescindible para los amantes de la gastronomía italiana más auténtica.

En su carta, muy variada, destacan recetas caseras que capturan la esencia de la mejor cocina mediterránea: guisos, carnes, pescados, verduras… y, por supuesto, pastas. Es decir, propuestas para todos los gustos y con un toque maestro.

Entrantes como Tomate relleno de atún y alcaparras, seguidos de Pasta de Abulia con brócoli, ajo y anchoas o Pasta de Nápoles en salsa de rabo de buey a la romana y, entre los segundos, Callos guisados con tomate, queso rallado y hierbabuena o Lubina al vino blanco con tomates secos, son algunas de sus deliciosas propuestas.

Para marcar el final de la contienda, nada mejor que rendirse con un postre: los jugadores más audaces quizá se decanten por la Mousse de requesón con azafrán y picatostes de amaretti y los más conservadores posiblemente opten por la siempre infalible Tarta de chocolate y naranja. La mejor elección para acompañar estas sabrosas creaciones, tanto saladas como dulces, es sin duda una de las 40 referencias de vino italiano que figuran en la carta.

La decoración de este novísimo local es cálida y acogedora, con paredes de madera y arcos rematados en ladrillo. En breve el suelo imitará a un tablero de ajedrez e incitará a seguir jugando y a dejarse seducir por las texturas y matices más profundos de la cocina italiana. Y atentos porque éste es sólo el primer movimiento, el juego no ha hecho más que empezar.